El Trabajador del Futuro
sábado, 22 de agosto de 2015
El Trabajador del Futuro
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Tengo una visión distinta del trabajador del futuro. El trabajador del futuro no hará trabajos duros. Esto lo harán las máquinas. La jornada laboral será de 16 horas a la semana. Se trabajará seis meses y se descansará seis meses. En los seis meses de trabajo el trabajador hará 32 horas a la semana.
El trabajador del futuro estará educado para manejar las máquinas. Los gobiernos fomentarán el crecimiento de las empresas privadas las cuales pagarán 75% de sus utilidades en impuestos. El otro 25% será de los socios. Las personas pagarán 25% de impuestos.
Con los impuestos, gobiernos honestos garantizarán al pueblo: educación gratuita hasta la universidad y salud gratuita de excelente calidad, compitiendo con la privada y siendo aún mejor, como ocurre en Francia, seguridad jurídica y seguridad personal. Y la infraestructura del país. El resto se lo procurará el hombre.
Tomar los dineros públicos será considerado un delito de lesa humanidad. La empresa y las personas que no paguen sus impuestos habrán cometido este tipo de delito. Y el funcionario público corrupto que toma los fondos públicos habrá cometido igual este tipo de delito. Apoderarse de los fondos públicos. Castigos de 10 a 60 años según la gravedad del delito. Una justicia transparente, honesta e implacable aplicará y hará cumplir las penas. Como ocurre en Japón. Allá es mejor hacerse el harakiri que ser procesado por apoderarse del patrimonio público.
Podemos pasar horas hablando de cómo hacer las cosas. El socialismo, bobería ideológica que vendieron a los pueblos latinoamericanos los viejitos cubanos, y que los pueblos compraron, no existe. Para hacer socialismo hay que tener recursos y esos recursos solamente los puede aportar la empresa privada. Soy católico pero no religioso y se que el primer fabricante fue Dios. El fabricante será bien reconocido porque el fabricante se da sustento él y se lo da a la clase trabajadora. El socialismo se monta sobre un capitalismo fuerte. No es socialismo contra capitalismo. Es el socialismo apoyado sobre el capitalismo.
No va a llover café en el campo. Eso es una idiotez que todavía mucho de nuestros humildes pueblos se empeñan en creer y los vivos de siempre en hacerles creer. El café hay que sembrarlo, cosecharlo y procesarlo para que podamos consumirlo. Hay que producir. Producir es lo único que nos quitará a los latinoamericanos las cadenas de la opresión, como las llamaba Bolívar. Producir. Lo más que se parece y se aleja de esto son dos islas: Japón y Cuba. Qué mejor ejemplo. Nadie se lanza al agua para huir de Japón. Y nadie se lanza al agua para ir a Cuba.
En Japón lo más importante que hay es una fábrica y un emprendedor que quiera ser fabricante. Lo protege el gobierno. Y casi todas las fábricas funcionan con robots. No para quitarle el trabajo a la gente sino para liberarlos de la tiranía del trabajo opresor.
Esa es una parte de mi visión de cómo debería funcionar el mundo. No hay que odiar el dinero. Hay que gastarlo. Hacerlo rotar para que esa rotación genere demanda que permita a las empresas vender sus productos, generar utilidad y dar los inmensos recursos que son necesarios para el bienestar del hombre. Olvídense de Marx. Su teoría es del siglo XIX y no aplica al XXI. Es como querer aplicar la biblia, un libro del siglo I al siglo actual. Cada siglo tiene su historia y hay que construirla. Fabricarla. Y deslastrarse del pasado.
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Se le saluda cordialmente,
Leonardo Balliache
Director-Gerente de OpalSoft, c.a.
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